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Metodologías ágiles, una forma distinta de trabajar y organizarse

‘Agile’ es mucho más que una metodología para el desarrollo de proyectos que precisan de rapidez y flexibilidad, es una filosofía que supone una forma distinta de trabajar y de organizarse. El objetivo es desarrollar productos y servicios de calidad que respondan a las necesidades de clientes cuyas prioridades cambian a una velocidad cada vez mayor.

Estas metodologías nacieron en la industria del desarrollo de ‘software’, cuando las compañías de este sector comprendieron que la forma tradicional de trabajo retrasaba mucho la entrega del producto final. Una metodología ágil es una innovadora forma de trabajar y organizar flujos, que divide los proyectos en partes, permite adaptarse sobre la marcha, complementa y resuelve etapas en poco tiempo.

En el año 2001, se reunieron los CEOs de las principales empresas de ‘software’ en Utah. Allí pusieron en común las mejores prácticas de cada compañía y crearon el ‘Manifiesto Agile’. Un modelo de mejora continua en el que se planifica, se crea, se comprueba el resultado y se mejora. Algo que es constante y rápido, con plazos de entregas reducidos que buscan evitar la dispersión y centrar toda la atención en una tarea encomendada. De ese encuentro, surgieron una serie de principios que conforman el manifiesto ágil, que determina las bases primordiales que debe cumplir cualquier método ágil. En un primer momento, los principios fueron pensados para los programadores, pero se adaptaron y hoy son valiosos para los equipos de distintas áreas. 

 

Los 12 principios de la metodología ágil:

  • El cliente en primer lugar a través de entregas tempranas y continuas: la entrega temprana y continua aumenta la probabilidad de satisfacer las demandas de los clientes y contribuye a la generación de un retorno de la inversión más rápido.
  • Estar siempre abierto a cambios: las solicitudes de cambio deben ser siempre bienvenidas, incluso en las últimas etapas de la ejecución del proyecto. A diferencia de la gestión de proyectos tradicional, en las metodologías ágiles, los equipos tienen como objetivo aceptar la incertidumbre y reconocer que incluso un cambio tardío puede tener mucho valor para el cliente final. 
  • Entregas con valor: originalmente fue establecido para las metodologías ágiles «entregar software que funcione con frecuencia, desde un par de semanas hasta un par de meses, con una preferencia hacia la escala de tiempo más corta». Aquí el principal objetivo es reducir el tamaño de los lotes que utiliza para procesar el trabajo.
  • Eliminar silos organizacionales entre los equipos: en este punto el objetivo es crear una sincronización entre las personas que crean valor y las que lo planifican o venden. Sólo así se logra una colaboración interna fluida, lo que mejorará el rendimiento del proceso.
  • Motivación a los involucrados: al reducir la microgestión y potenciar a los miembros del equipo motivados, los proyectos se completan más rápido y con mejor calidad.
  • La comunicación, de preferencia, debe ocurrir cara a cara: la comunicación en persona reduce el tiempo de respuesta. Pero, con el desarrollo de la tecnología y equipos trabajando remotamente, podemos adaptar este principio ágil para: comunicación directa. Es decir, cuando tenga una manera de llegar rápidamente a su equipo para discutir asuntos de trabajo, hazlo.
  • Un software de trabajo es la principal medida de progreso: no importa cuántas horas de trabajo se inviertan en el proyecto: si el resultado no es lo que su cliente espera que sea, tendrá problemas.
  • Mantén un ritmo de trabajo sostenible: al utilizar una metodología ágil, uno de los objetivos es evitar sobrecargas y optimizar la forma de trabajo de los equipos para que se pueda realizar entregas con frecuencia y responder a los cambios.
  • La excelencia continua mejora la agilidad: al mantener la excelencia operativa, los equipos tienen menos problemas para reaccionar a los cambios y mantienen la agilidad.
  • La simpleza es importante: siempre que se pueda hacer algo de manera sencilla, hacerlo, al final ¿por qué perder tiempo en la complicación?. 
  • Equipos más libres generan más valor: equipos motivados generan el máximo valor para el cliente. Si tiene que conducir hacia adelante a su equipo, tal vez aún no es el mejor momento para implementar una metodología ágil.
  • Reflexiona sobre la forma de trabajar para aumentar la productividad: usted y sus equipos deben reflexionar sobre cómo ser más eficaces, discutir lo que salió mal y hacer  los ajustes necesarios para volver a empezar. Sólo así, será capaz de experimentar y mejorar su rendimiento continuamente.

 

Existen además diversas metodologías ágiles, incluso muchas empresas deciden combinarlas con la finalidad de mejorar su día a día. Entre las más utilizadas podemos encontrar:

  • Scrum: esta metodología se lleva adelante en “Sprints”, es decir, procesos de trabajo que deben ser lo más cortos posibles. Al final de cada sprint, el equipo debe entregar una versión mejorada del proyecto para que sea analizada por todos los interesados; luego, los evaluadores dan una devolución, lo que da inicio al proceso de mejora.

  • Kanban: es una palabra japonesa que en español significa “tarjeta visual”. Esta metodología sugiere una comunicación en tiempo real y controla el trabajo a través de una línea de producción. Es decir, se crean tres columnas: pendientes, en proceso y terminadas. De esa forma, es posible clasificar las tareas y visualizar fácilmente sus avances. Puede encontrar herramientas online como Trello o Monday.

  • Extreme Programming o XP: esta es una metodología ágil creada para responder a ambientes muy cambiantes donde se necesita una retroalimentación permanente. Se busca enfatizar la adaptabilidad de un proyecto, sólo así se conseguirá el resultado esperado.

Las empresas que han decidido apostar por una cultura organizacional basada en la transformación digital, implementan metodologías ágiles con el objetivo de optimizar costos y tiempo. Cuando hablamos de metodologías ágiles no debemos limitarnos a pensar en una simple herramienta, sino en una estrategia integral que impulsa a las organizaciones a gestionar los proyectos con rapidez y flexibilidad.

La realidad es que el mercado cada día exige mayor flexibilidad ante un panorama incierto y cambiante, y las empresas deben responder con urgencia esta demanda.

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